Alfil: el restaurante árabe-mexicano perfecto para un domingo de bajón en la CDMX
El confort food (y pan recién horneado) que necesitas en tu fin de semana
Ya llegué con otra mini reseña, clara y concisa, de un lugar que llevaba semanas queriendo probar. Desde que me regresé a vivir a CDMX, me di cuenta de que el local donde toda mi infancia recuerdo que había un 7-Eleven gigantesco en la Roma (o tal vez yo era muy chiquita) —y que estuvo abandonado por años— por fin se llenó de vida con una nueva propuesta gastronómica: Alfil.
Este restaurante es árabe-mexicano, y su nombre lo entendí hasta la tercera vez que pasé por ahí y lo vi lleno. Porque solo con su isotipo, y sin saber árabe, tal vez no lo identificas tan fácilmente.



Por fin fui a probarlo y fue un deleite, y lo que pocas veces digo: voy a regresar. Con tantas opciones en CDMX, casi nunca repito un lugar a menos de que me haya sorprendido por completo y me quede con ganas de probar todo el resto de la carta. Y eso fue exactamente lo que me pasó con Alfil.
Lo que probé (en orden de lo que más me gustó):
Baba ganoush de berenjena rostizada con tahini y recado negro: cremoso, lleno de sabor y con un toque picante que mantiene al paladar despierto
.
Tabuleh con maíz, trigo y hierbas frescas: refrescante, perfectamente equilibrado con el baba ganoush. Mi parte favorita fue que tuviera maíz. El tabuleh ya no será el mismo para mí después de esto
.
Pan árabe: recién hecho, lo puedes pedir por pieza u orden. Quiero poder comerlo diario.
La salsita roja que te traen al centro: picosita, deliciosa, el infalible mexa que no puede faltas en la mesa que a todo le da más sabor.
Kebab de pollo: brocheta marinada en yogurt, ajo y especias. Sabor profundo, jugoso, y combinaba perfecto con el resto de los platos
Flor de ate con queso: había muchos postres tentadores, pero este fue una gran elección.
.
Té de cardamomo con canela: sabía más a manzana con canela que a cardamomo. Medio flojito, pero no me parece el lugar al que vas por el té, así que se las pasamos.
Todo esto lo pedimos entre dos personas y quedamos muy satisfechas.
El servicio fue impecable. Todo el personal fue amable, atento y genuinamente presente, cosa que —hay que decirlo— ya no pasa tan seguido en nuestra bella capital. Donde hay buen trato, se agradece y se reconoce.
Además, me pareció un lugar perfecto para ir en familia o con amigos. Con precios muy razonables, otra cosa que ya no siempre encontramos en nuestra preciosa CDMX. Tiene ese tipo de comida generosa, apapachadora y servida para compartir.
Y por si fuera poco, es el confort food que un domingo de lluvia pide en esta ciudad. Cálido, sabroso y con sabores intensos, no solo sal.
Y sí: voy a regresar. Porque quiero probar sus platos fuertes, sus dulces árabes, su baklava (que me hacía ojitos) y más de ese pan recién salido del horno.
Si te gustó esta recomendación, quédate por aquí y suscríbete para recibir estas recomendaciones directo en tu mail.
También está mi blog asofiamach.com donde subo más cosas.
Y en Instagram estoy como @asofiamach.
Con amor y chingos de hambre,
Ana Sofía