Con permiso… Propio: el lugar en la Roma Norte para pedir todo al centro y querer repetir
Nuevo favorito para celebrar con mesas grandes, techos altos y pan que te hace querer volver.
Como espero que cada fin de semana sea, vengo con una nueva mini reseña de un lugar que llevaba varios meses queriendo probar y por fin se dio la oportunidad.
Este restaurante se llama Propio, está en la Roma Norte y es otro gran lugar para conseguir mesas grandes y festejar algo. Esta vez fuimos por dos cumpleaños.
Cuando tengo meses esperando ir a un restaurante, las expectativas son altas. No siempre se superan perooo... en Propio sí fue el caso.



La comida fue un deleite y la arquitectura también, con techos altos, mucho espacio y vista a la cocina en la parte de adentro.
Para no echarme una letanía de todo lo que me gustó, aquí va el orden de lo que mi paladar agradeció:
Lo que probé (en orden de lo que más me gustó):
Parker House Rolls: los pedimos sin saber ni qué iba a llegar y nos sorprendió el mejor pan que he probado en años. Si regreso, será por este pan con miel y sal que me robó por completo. No lo pueden dejar de pedir.
Arroz rojo con milanesa de jaiba: no es secreto que varios restaurantes en CDMX tienen en su menú un arroz rojo como lo conté por aquí sobre otro restaurante. Pero si tengo que quedarme con solo uno, es este. La elección de la jaiba como proteína, junto con esas gotitas de limón, lo llevan a otro nivel. Lo pedimos dos veces porque no nos bastó con la primera.
Croquetas de cangrejo con mayonesa de habanero, aguacate y ensalada de radicchio: deliciosas y crujientes. Vienen tres, así que son perfectas para compartir.
Raviol francés: rellenos de ricotta y piñón, con una salsa blanca. La presentación fue hermosa y no pude dejar de pensar en lo parecido que era a los techos del lugar, con esa forma icónica.
Monkey Bread con helado de vainilla: porque siempre hay espacio para el postre. El pan, de nuevo, fue lo mejor de la noche.
Otras cosas que no alcancé a probar pero que se veían deliciosas y a todo mundo le encantó fue la lobina, la burrata y la barbacoa.


No tomé alcohol, así que pedí un té de menta con jengibre que estaba perfecto para este clima frío y lluvioso que nos empapa durante el verano tan extraño de la CDMX.
¿A quién se lo recomiendo?
A quienes necesitan un lugar para grupos grandes y quieren compartir comida estilo family style.
A quienes disfrutan de ver la cocina corriendo mientras comen (solo pidan mesa adentro).
A quienes buscan una opción que se adapte a todos los gustos, porque aquí hay de todo.
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Con amor y chingos de hambre,
Ana Sofía